jueves, 30 de marzo de 2017

La Grecia Antigua y la crítica mordaz



Aunque se cree que la crítica del arte existe desde que el homo sapiens empezó a expresarse como tal, manifestando sus ideas en objetos, no fue hasta la invención de la escritura que se potenció y se extendió.
Con la aparición de imperios y de sus cánones de belleza fijos, hizo su aparición una supuesta crítica de arte; un ejemplo serían los juicios dentro de la escultura y la pintura en la Grecia Antigua. Con todo hay que decir que tales ‘’críticas’’ no expresaban textos específicos o una crítica única, sino que abordaban varias temáticas, especialmente en lo concerniente a la filosofía y a la poética.
Cabe mencionar aquí la crítica musical dentro de la comedia en la Antigua Grecia. Si bien no se puede considerar como arte desde el punto de vista plástico, la música es y siempre será una de las artes. Ya pues, puede ser criticada, lo que a mi juicio podría constatar como uno de los primeros testimonios de una crítica dentro de las artes.
Para los antiguos griegos la música era de suma importancia temáticamente dentro de la comedia, al mismo nivel que la filosofía o la política. La flauta, en esos tiempos peor considerada que la cítara, era infravalorada al igual que el encargado de tocarla. Las flautistas, en su mayoría mujeres, eran consideradas prostitutas porque, básicamente así lo eran. Apenas existían flautistas hombres, siendo Tirso uno de los pocos.
Por su parte, los citaredos como Polimnesto de Colofón, al poseer una mejor y más alta reputación, sí eran reconocidos y recordados por su nombre, en lugar de permanecer anónimos (descartando aquí excepciones de flautistas que pasaron a la historia precisamente por su poco talento o fama). Sin embargo esto no los salvó de crítica alguna.
El músico Arifrades, por ejemplo, fue duramente puesto en juicio por el mismo Aristófanes en Avispas, no por su arte en sí, como por sus indecorosas tendencias sexuales. Otros como Alceo, fueron duramente criticados por ser extranjeros. 
Sin embargo, dejando a parte la vida privada y gustos de estos autores, lo cierto es que también hubo una crítica puramente musical, una crítica ‘’artística’’. Uno de los peores citaredos de la historia griega fue Melete, hijo de Pisias. El segundo puesto lo ocupa Quéride, posiblemente hubiera sido apodado ‘’bombaulio’’ o ‘’zumbaflauta’’ por Aristófanes de haberlo conocido, puesto que ni tocar la flauta sabía hacer bien.
Es importante aclarar que, para los griegos, la música estaba ligada a la política, al pensamiento, al alma y al orden social. Muy al contrario de lo que se podría pensar hoy en día, la comedia era totalmente tradicional y se oponía con fervor a la ‘’nueva música’’ que estaban empezando a impartir los profesores. Uno de ellos, Damón, creía que una revolución musical conllevaría una revolución lingüística y social, lo cual no se podía permitir o cundiría el caos y se produciría la muerte de los grandes valores. Es importante este autor, pues señala por primera vez el poder de persuasión de la palabra como unidad sonora.
''La escuela de Atenas''.
Rafael Sanzio, 1510-1512
La música no podía ser para todo el mundo, no podía ser comprendida por todo el mundo, así pensaba Damón, al igual que el resto de sofistas, partidario de un academicismo que favorecía a los filósofos cultos como Platón en lugar de al pueblo. Por su parte, Aristófanes se opuso totalmente a esto pues creía en la música como básico conocimiento de todo ciudadano. Y fue así como los sofistas se enfrentaron a la Comedia.
El ámbito musical y filosófico se volvió un campo de batalla. Filósofos tan importantes como Platón, no solo criticaron a los partidarios de la nueva música  hasta la saciedad y con saña, sino que también empezaron a atacarlos en lo personal y no solo en lo artístico, sacando trapos sucios del pasado, burlándose de sus tendencias sexuales o de su procedencia extranjera. Lo que hasta entonces solo les ocurría a músicos torpes como Melete. Todo aquel que incluía su música en sus obras, ya perteneciese a la comedia o a la tragedia, era blanco perfecto para sus críticas mordaces.

Y todo por incluir cuerdas extras a la cítara y por librar del texto escrito a los músicos para que pudieran realizar libres y vivos tonos.

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