Es decir,
dejando a un lado la situación de la crítica actual, es interesante conocer el
motivo detrás de la misma, especialmente a nivel psicológico. ¿Por qué
criticamos?
'Lata de sopa Campbell''. Andy Warhol, 1969 |
En los
apartados anteriores ya hemos dejado claro que el primer arte reconocido y su
incipiente ‘’crítica’’ no era para todo el mundo, pero precisamente esto era lo
que impedía la creación de la misma. Fue con la llegada de la clase media y más
tarde con las exposiciones públicas que se empezó a plantear su existencia como
una función en sí.
Para resumir,
en la Modernidad se empezó a considerar al arte no solo como un producto
artístico, viva la redundancia, sino como un producto ‘’industrial’’. Esto
cobra mayor sentido si atendemos a las obras del pop art que prácticamente se producían
en cadena. Se dejó a un lado el pensamiento cristiano del artista como ser iluminado
por Dios, poseedor de todo conocimiento y de la verdad absoluta.
Todos y cada uno de nosotros hemos consumido
arte de alguna manera, y, puesto que es un producto, se puede consumir,
necesita un ‘’control de calidad’’, véase, la crítica.
Cada vez somos
más individuos y más oferta, más demanda. A más demanda, más productos y a más
productos, muchos de ellos no cumplirán las expectativas de calidad que se
espera. Suena cínico pero es así.
Hoy en día la capacidad
humana de la crítica, fundamentada popularmente en el egoísmo, en un supuesto
‘’complejo de superioridad’’ y en el juzgar ciegamente a las personas; no
debería existir según el criterio de algunos. No negaré estos puntos, sus
razones tendrán para creerlo y ciertamente en algunos momentos históricos, como
el episodio griego de la crítica musical que traté, sí que se encontraba fuera
de control, puesto que en este caso no estaban juzgando a un PRODUCTO sino a
una PERSONA.
Y bien, si hay que
juzgar un producto y no una persona, se deberían matizar tanto los aspectos
positivos como los negativos. Personalmente, creo que los artistas no deberían
tomarse las críticas como un ataque individual, sino como una posibilidad de
mejorar y aprender a adaptarse al mercado del arte.
Los críticos,
por su parte, no deberían atacar a los artistas de una forma personal dejándose
llevar por sus prejuicios o sentimientos.
Por experiencia
propia sé lo que duele que te critiquen, pues te involucras emocionalmente con
la obra, pero de vez en cuando viene bien distanciarse de ella un poco para
admirar su potencial dentro del mercado. Esto resulta muy difícil para los
artistas, es por esto que existen los críticos, que nos hacen el trabajo
‘’sucio’’.
En la Edad Media,
como expliqué, los críticos eran los demandantes directos del producto,
principalmente el clero, el cual dictaminaba unas pautas rígidas sin dejar la
posibilidad a la creatividad. Si algo hacia mal el artesano, era duramente
criticado. Era pues una critica fundamentada en el egoísmo.
El crítico
actual realiza una labor social, preocupándose por la calidad de un producto
que atañe a todos, a la sociedad, en lugar de a un particular. ‘’ ¡Oh, la
democracia!’’ como dirían algunos.
Evidentemente este profesional de la redacción
ha de poseer unos amplios conocimientos en historia del arte, pero también ser
flexible, ya que los criterios del mercado del arte son muy cambiantes en
nuestra época.
Después de
todo, criticar es un arte.
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