jueves, 13 de abril de 2017

Pero, ¿por qué?

Es decir, dejando a un lado la situación de la crítica actual, es interesante conocer el motivo detrás de la misma, especialmente a nivel psicológico. ¿Por qué criticamos?
'Lata de sopa Campbell''.
Andy Warhol, 1969
En los apartados anteriores ya hemos dejado claro que el primer arte reconocido y su incipiente ‘’crítica’’ no era para todo el mundo, pero precisamente esto era lo que impedía la creación de la misma. Fue con la llegada de la clase media y más tarde con las exposiciones públicas que se empezó a plantear su existencia como una función en sí.
Para resumir, en la Modernidad se empezó a considerar al arte no solo como un producto artístico, viva la redundancia, sino como un producto ‘’industrial’’. Esto cobra mayor sentido si atendemos a las obras del pop art que prácticamente se producían en cadena. Se dejó a un lado el pensamiento cristiano del artista como ser iluminado por Dios, poseedor de todo conocimiento y de la verdad absoluta.
 Todos y cada uno de nosotros hemos consumido arte de alguna manera, y, puesto que es un producto, se puede consumir, necesita un ‘’control de calidad’’, véase, la crítica.
Cada vez somos más individuos y más oferta, más demanda. A más demanda, más productos y a más productos, muchos de ellos no cumplirán las expectativas de calidad que se espera. Suena cínico pero es así.
Hoy en día la capacidad humana de la crítica, fundamentada popularmente en el egoísmo, en un supuesto ‘’complejo de superioridad’’ y en el juzgar ciegamente a las personas; no debería existir según el criterio de algunos. No negaré estos puntos, sus razones tendrán para creerlo y ciertamente en algunos momentos históricos, como el episodio griego de la crítica musical que traté, sí que se encontraba fuera de control, puesto que en este caso no estaban juzgando a un PRODUCTO sino a una PERSONA.
Y bien, si hay que juzgar un producto y no una persona, se deberían matizar tanto los aspectos positivos como los negativos. Personalmente, creo que los artistas no deberían tomarse las críticas como un ataque individual, sino como una posibilidad de mejorar y aprender a adaptarse al mercado del arte.
Los críticos, por su parte, no deberían atacar a los artistas de una forma personal dejándose llevar por sus prejuicios o sentimientos.
Por experiencia propia sé lo que duele que te critiquen, pues te involucras emocionalmente con la obra, pero de vez en cuando viene bien distanciarse de ella un poco para admirar su potencial dentro del mercado. Esto resulta muy difícil para los artistas, es por esto que existen los críticos, que nos hacen el trabajo ‘’sucio’’.
En la Edad Media, como expliqué, los críticos eran los demandantes directos del producto, principalmente el clero, el cual dictaminaba unas pautas rígidas sin dejar la posibilidad a la creatividad. Si algo hacia mal el artesano, era duramente criticado. Era pues una critica fundamentada en el egoísmo.
El crítico actual realiza una labor social, preocupándose por la calidad de un producto que atañe a todos, a la sociedad, en lugar de a un particular. ‘’ ¡Oh, la democracia!’’ como dirían algunos.
 Evidentemente este profesional de la redacción ha de poseer unos amplios conocimientos en historia del arte, pero también ser flexible, ya que los criterios del mercado del arte son muy cambiantes en nuestra época.
Después de todo, criticar es un arte.

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